jueves, octubre 25

Entre alcohol y libros.

Así he estado en este tiempo que no he escrito nada. Entre alcohol y libros.

Comienzo el camino que me llevará a algún futuro, me hago llamar universitaria e intento comportarme como tal. Mi forma de ser sigue siendo etílica y no me molesta en lo absoluto, me gusta ser así sin necesidad de alguna sustancia externa a mi cuerpo.

Fue así como lo conocí a él, David. Fue en una fiesta, cabe decir que no soy fiestera aunque igual y se lo imaginan, él se acercó, tomamos, hablamos de libros con la música de fondo sin prestarle demasiada atención y nos unimos en un beso, Ya sé, típico. Sin embargo esta ocasión no fue tan típica, los dos lo sentimos muy en el fondo porque no estábamos tan tomados, pero sí lo suficiente para desinhibir nuestra timidez natural. Hice la asquerosa escena de pararme de puntitas realidad para poder besar el piercing de su ceja.

No sé la verdad qué busco con escribir esto, pues he hablado con él bastante superficialmente y fuera de la fiesta sólo nos hemos visto una vez...además esto es "confesiones de un amor imposible", se supone que no debería escribir tanto acerca de algo posible y que va más lento que un coche atrapado en el tránsito de la Ciudad de México, pero quise hacerlo porque en algún lugar debo escribir, dejar una huella cibernética en algún lugar en donde al menos yo me pueda reconocer. Me urge escribir lejos de mis páginas, me urge comentar que he leído a Erick en silencio, realmente es al único ya que leo. 


Me urge dejar por escrito lo que en su momento no pude escribir, pero sí viví.


Cuando una sonrisa basta.

Es un ángel,
cómo dudar de que hay gloria,
es un ángel
que sabe bien de mi historia.
Es un ángel,
cómo dudar de que hay Dios,
es un ángel
y entre ella y yo no hay adiós.

-José José alias El Príncipe de la depresión Canción "Es un ángel".

Con guitarra en mano, un señor con sombrero se encargaba de musicalizar nuestro encuentro diario. Cada día desde el primero iba y me sentaba en el mismo lugar para verte, para que fueras tú quien me dijera "¿le tomo su orden?" "Más miradas" callaría yo, pues era eso lo que más amaba de ese lugar,  eran tus ojos, tus sonrisas, nuestra manera de enamorarnos a la antigua lo que me hacía soportar comida tan repetitiva. Cada día me hacía más feliz verte y tú lo sabías, todos los que notaron nuestros encuentros visuales lo supieron y también sonreías. 

Todo cambió cuando lo confirmaste, tenerme cerca era peligroso y has conseguido mantenerte lejos, yo hice lo propio. Hoy que volví a verte reprimí mis ganas de abrazarte, cómo iba a hacerlo si aún no nos hemos presentado antes. Sin embargo conoces mis dos nombres porque los has oído junto con mis historias cada vez que finges limpiar una mesa cerca, y yo, por supuesto que sé tu nombre: Ana, vestida de negro y sacada de algún cuento gótico es ese el nombre de mi famoso ángel.

Creí que te causaba asco y que no era tu tipo porque mi radar no falla, pero hoy que te vi supe que no es del todo así. Te atrapé. Escondida tras el pilar y sin ninguno de tus colegas cerca, te asomaste y me miraste. Te atrapé mirando mis ojos, hinchados, cansados, pero aún así enmarcaron tu reflejo.

Hoy se trataba de otro músico, se trataba de otras canciones que las dos amamos porque, como diría mi hermana, "somos de la misma raza" y dejamos verlo con nuestras miradas al escucharla. Sólo estábamos Elvis Presley, Ducan Dhu, tú y yo. Sonriendo. 

Hoy buscando esa, la primera canción que se escuchó de fondo en uno de nuestros encuentros, hallé otra, que me ha dado las alas de creer en otro imposible. 
 ahora ya lo sé
hoy la volví a ver
sus ojos lagrimeaban
por la luna lejana.
-José Arbulu "Ella era un ángel"