lunes, mayo 17

Tercera Confesión

Estar en el dilema de hablarte o no.
Si te hablo probablemente termine como siempre...
si no te hablo me estaré comiendo cada vez más las entrañas por la impotencia y frustración,
si tú me hablaras creo que sería diferente, no habría nada que perder. De hecho, justo ahora,
no tengo nada que perder.
Si decidiera hablarte, a pesar del miedo de alejarte aún más, te diría de alguna forma
que te quiero robar.
Quiero robar tu persona y de no ser así, quiero robarte tan sólo tus ojos y tu boca.
¡Ambos son puerta a una conexión certera!
Los ojos son una puerta a tu alma, tu boca una puerta a tu cálido vivir y respirar.
¡Si tan sólo pudiera conseguir la llave de tu corazón! ¡Si tan sólo pudiera tenerla!
No sería para obligarte a tenerme allí, sería para ver lo que tu corazón ha escrito acerca de mí, para saber si ahora eres realmente feliz.
Por eso, te hablaré, procuraré no ser muy emotiva, intentaré ser la amiga en la que confiaste, para que así tú también vuelvas a ser de quien me enamoré... para que así todo lo que nos ha separado pueda volver a unirnos.
¡No me cierres las puertas de tu comprensión!
No me rechaces ni ignores... no le quites las alas que le has prestado a mi corazón.

No hay comentarios: